sábado, 16 de enero de 2016

Mi Segundo Primer Año

Cuando supe que iba a tener a mi segundo bebé mi mayor preocupación era que mi primer bebe aún estaba muy pequeño (1 año) fuera de eso no tuve mayor preocupación, pensé que con la experiencia del primero y con el poco tiempo que se llevaban no iba a tener mayor dificultad, pensé que tenía ventaja. Me equivoqué.

Y es que yo sé que todos los bebés son diferentes; pero jamás me imaginé que mi Betito fuera la otra cara de la moneda de su hermano, es más desde el momento que nació quedó marcada esa diferencia, ya que a  último momento decidió nacer sentado, y un poco antes de tiempo, y claro por cesárea, el tuvo que quedarse un día más que yo en el hospital.

Los primeros días fueron difíciles para él, para mi, para todos en general, para colmo nació a 3 días de que comenzara el invierno, y como aspiro meconio al nacer me dijeron que tuviera cuidado porque podría estar delicado, así que cuando llegamos a casa me sentía muy ansiosa y con miedo. 

Mi bebé era realmente demandante, cuando tenía hambre lloraba como si algo malo le pasara, pensaba que sufría de cólicos por el llanto que tenía, si me tardaba un poco más de la cuenta para descubrirme y darle de comer ya era motivo para que llorara desconsoladamente. 

Pasaron las primeras semanas y seguía igual, sólo quería que lo tuviéramos en brazos, a penas lo colocábamos en la cama, o en el porta-bebé, pegaba el grito en el cielo, a veces me desesperaba un poco porque no podía hacer nada cuando estaba despierto ya que sólo lloraba, mi esposo siempre estaba a mi lado pero mi bebé siempre quería estar conmigo, así que no podía hacer mucho.

Luego a los 2 meses vino la bronquiolitis, maldita bronquiolitis, nunca en mi vida he tenido tanto miedo como el día que me dijeron que mi hijo se tenía que quedar hospitalizado por "dificultad para respirar" fueron los días más largos y desesperantes para mi y mi familia. Después de ese suceso me daba miedo todo, no quería que saliéramos a ningún lado. Me lo llevaba al trabajo pero todo el tiempo con temor, a los 3 meses la maldita regresó, pero desde el principio noté que la tos que tenía no era normal, era como en la vez anterior, así que esta vez no me tomó tan desprevenida, lo llevamos de inmediato a urgencias, con temor por supuesto, por fortuna no tuvo que quedarse regresamos a casa con medicamento pero juntos.

Con todo esto la entrada a la guardería se iba posponiendo, porque claro no estamos en posición de dejar de trabajar, pasaron 2 meses tranquilos y a los 5 meses ¡De nuevo bronquiolitis! La verdad es que estaba muy angustiada a penas estaba bien, cambiaba el clima y volvía a recaer, notamos que en la casa donde vivíamos había humedad así que no lo pensamos 2 veces y nos mudamos, todo mejoró.

Mi otro tormento fue que no quería tomar del biberón y no quería comer nada de nada, solo quería pecho, así que comenzó a tener peso bajo insistíamos pero no funcionaba nada, así que después de tantos consejos decidí ser un poco cruel, poner mano firme y no darle nada de pecho, funcionó, pero a la semana de que comenzó a comer se enfermo de nuevo :( esta vez le dio infección de la garganta, le mandaron antibiótico, extrañamente me sentí más tranquila porque era algo que estaba en mis manos, darle su medicina a tiempo y cuidarlo, no me sentía tan impotente, pero no todo era bueno, después del antibiótico de nuevo no quería comer nada, sólo leche, la situación mejoró al poco tiempo. Aunque hasta la fecha es algo con lo que seguimos batallando.

Después vino la guardería, debo aceptar que dio un cambio importante no tenía que estar con él a cada instante (me refiero a que ya podía dejarlo en su cuna o en su sillita sin que fuera todo un drama) y eso me tranquilizó bastante.

Con todo lo que había pasado, siento que nos volvimos demasiado sobre-protectores con él, lo estimulábamos poco en comparación de su hermano así que siento que tardó un poco en hacer ciertas cosas, aunque ahora es un remolino imparable que gatea por aquí y por allá detrás de su hermano, quien lo adora y lo protege de todo, verlos jugar es un regalo del cielo que no cambiaría por nada.

He leído en varios lados que la forma en que nace un bebé influye mucho en su carácter, y creo que es totalmente cierto, me imagino lo difícil que fue para mi nene llegar al mundo, tener una complicación y ser apartado de su madre, que era la persona que más escuchaba cuando estaba dentro de mi vientre, el pensar en lo solito y desprotegido que se sintió, me hace llorar inevitablemente. 

Este año ha sido un poco difícil y muy diferente, con cosas nuevas que no vivimos con nuestro primer hijo, todo fue diferente, pero aún así mi segundo primer año de mamá ha sido espectacular y lleno de alegrías. Sí, mi bebé es enojón, berrinchudo, llorón, exigente, impaciente, pero es realmente tierno, amoroso, su sonrisa ilumina cualquier habitación, adora a su hermano, es muy sociable y juguetón, así que lo adoro tanto como a mi Deus. Así que Gracias a Dios por el primer año de mi segundo bebé.

Esta entrada fue bastante larga, incluso así solo pude resumir lo difícil del primer año de mi segundo nene y me faltaron todas las alegrías que nos ha dado, ya será en otra ocasión.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario