lunes, 27 de junio de 2016

Los abuelitos

He notado que cuando vienen las abuelitas hay un cambio drástico en el comportamiento de mis hijos, la verdad no creo ser la única a la que le pase, pero es que de verdad el cambio se nota a simple vista.

Y es que  todos sabemos que en su mayoría, los abuelos son los principales consentidores y defensores de nuestros hijos, así que ellos muy inteligentes saben tomar ventajas de esto, si de verdad que son inteligentes.

La verdad es que me hace mucha gracia, sin embargo no por eso dejaré de quejarme, ya saben hay que hacer un poco de drama, las mamis tenemos derecho de vez en cuando.

Así que hoy mencionaré algunas de las cosas que suceden cuando están los abuelos (y vaya que a mis hijos les sobran abuelitas, porque abuelo sólo tienen uno). Apuesto a que más de uno se identificará con alguno.

1. No te hago caso porque tengo respaldo.


Éste en especial es el principal "problema" que se presenta, saben de antemano que hay alguien ahí que los respalda, alguien que tiene autoridad sobre nosotros ya que son nuestros padres, en especial nuestras madres, y aunque estén muy pequeños se dan cuenta de cuando nos reprenden por llamarles la atención a nuestros hijos o por falta de paciencia o yo que sé; así que se sienten con la libertad de hacer lo que les venga en gana, pero ¡No señor! la verdad es que no me enojo, a veces me frustra un poco ésta situación, pero al menos ya he hablado con mi mamá y con mi suegra de que si tienen algo que decirme lo hagan cuando no estén en frente mis hijos, y tampoco que intervengan cuando les llame la atención, en pocas palabras que no me desautoricen, y ha funcionado bastante bien, al principio no les pareció mucho pero les traté de hacer recordar cómo les iba a ellas con ésta situación.

2. Castígame, abuelita lo quita enseguida.


A veces cuando ponemos una pequeña penitencia como: "no hay dulces" o " no hay televisión" o "quédate ahí sentado", llega la superheroína de nuestro niño y dice ven papito (mamita) ¿qué te pasó? acuérdate que debes obedecer a papito para que no se enoje, ven te voy a dar (aquí pongan lo que sea que le hayan prohibido a su hijo)  pero prométeme que la próxima vez vas a obedecer. ¿Qué? mis niños de menos de 4 años ni siquiera saben lo que significa prometer algo, así que claro que no lo cumplirán pero claro ahí estan las abuelitas.

3. Mis ojos de cachorrito convencerán a la abuelita.


Ésta situación es muy fácil de entender, "no consigo algo con mamá o papá, blanco fácil: la abuelita (o) a ver, dile que no" así que sólo les basta para ponerles una mirada tierna, a veces con lágrimas por salir, para que caigan en sus pequeñas redes de chantajistas expertos, pequeños pillos se salen con la suya. 

4. Me levanto de la mesa, claro que sí.


Bueno, con ésto casi lloro jeje es que de verdad con mis hijos me cuesta muchísimo trabajo que coman bien, y hay veces que todo va viento en popa les gusta lo que están comiendo, están bien sentados en la mesa,  y a los abuelitos se les ocurre decir: ven mi hijito. Así que muy obedientes van con ellos, les hacen sus mimos, prueban su comida y la cereza del pastel es que les prometen "si te comes todo te daré alguna golosina" claro que el niño está más emocionado por el premio que por la comida, y todavía le sumamos que ya está distrayéndose con algo así que hora de la comida, adiós. Y para rematar todavía le dan el premio prometido, lloro....


5. Si está abuelita, no es hora de dormir.


Ya sea que estemos en nuestra casa o de visita en casa de abuelita, parece que su reloj se recorre a más no poder y se duermen a la hora que les dá la gana, y por muchos intentos que hagamos, no hay forma, no me molesta cuando es fin de semana ¡pero en domingo o entre semana! no por favor, es todo un caos, porque el lunes no se quieren levantar, nosotros estamos mal descansados, se nos hace tarde ¡Tengan piedad! ellos como quiera se pueden dormir en la guardería pero nosotros en el trabajo no.


6. Disciplina ¿Qué es eso?


Muchas veces llevamos trabajando toda una semana en que nuestro hijo aprenda algo, ya sea dar las gracias o pedir las cosas por favor, o enseñarle palabras cuando empiezan como dame o leche, o que no haga todo lo que ven los demás, o comer con cubiertos. Es uy difícil enseñarle cosas buenas a nuestros hijos y que se les quede y luego nos angustia mucho ver como, en ocasiones, en un fin de semana se derromba todo ese esfuerzo que hicimos, porque los abuelitos dan a manos llenas, o porque dicen que los nenes son pequeños y que no es tan necesario que aprendan las cosas tan rápido.

Pero bueno después de esta larga lista de quejas sólo me queda algo por decir a los abuelitos de mis niños, y es ¡Gracias! gracias por que mis hijos pueden encontrar en ti al protector que llegará a salvarlo de sus papás, al confidente, al cómplice, al que le tenga toda la paciencia del mundo, al que no lo va a reprender porque rompió algo, al que tenga todo el tiempo del mundo para escuchar sus historias y canciones hermosas, al que le dará chocolate caliente las veces que él lo quiera, al que le cuente historias fantásticas, al que le alegrará el día con cosas tan sencillas que existen.

Y lo que tenemos que hacer nosotros como papás es aceptarlo y no enfadarnos, dicen que los abuelos consienten porque cuando tuvieron a sus hijos se tenían que enfocar más en hacerlos gente de bien que en consentirlos ya que no había mucho tiempo para ello, ahora es su tiempo, porque en lo único que deben preocuparse es en darles muchísimo amor a sus nietos, mimarlos y estar ahí para ellos, y sobre todo disfrutarlos. Así que abuelos sigan haciendo lo que mejor saben hacer: consentirlos, ya que nuestro trabajo como padres es educarlos, ya tendremos nuestro tiempo para hacer lo mismo que ustedes cuando lleguen nuestros nietos.


Familia de vector diseñado por Freepik

martes, 21 de junio de 2016

Las compras con los pequeños

Entras a la tienda con la mentalidad de comprar solo pañales, toallitas húmedas y leche para tu pequeño, pero al final de las compras llevas además galletas, verduras o frutas, jugos o agua, cereal, tal vez un juguete que se pegó por ahí y quien sabe cuantos artículos más que se colaron en tu carrito sin piedad ¿te suena familiar la escena?

Y es que parece que cuando entran al súper es como si entraran al parque de diversiones, todo les llama la atención, todo se quieren comer, todo les gusta (ahí sí les da mucha hambre, pero que tal en la casa) y sí, vas pensando en que sólo comprarás lo esencial pero no, siempre algo más se adhiere a ti, y más cuando los peques ya son más grandes, comienzan a hablar y con eso a pedir, ya no les das exactamente lo que tú crees que es un aperitivo, sino que les das algo que de verdad sabes que se les antoja y que sabes que se comerán, aquí es cuando tienes que tener auto-control, porque son todo para nosotros y queremos regalarles el mundo para tenerlos felices pero eso no siempre es lo correcto. Y sí, no está mal consentirlos de vez en cuando, pero hay límites.

A mi me cuesta bastante trabajo, porque no sólo a ellos se les antojan las cosas, también a los papás se nos antojan y aquí es donde comienza la verdadera batalla, y claro, después de las cuentas siempre vienen los arrepentimientos, yo le llamo CCMG (complejo de culpa de la mamá gastalona) así es amigos lo acepto :(

Pero la verdad es que me encanta ir de compras con mis peques, ya es como una pequeña rutina, primero pasamos al área de bebés para los pañales y esas cosas, luego vamos al área de los cereales, galletas, leche en polvo, luego al área de los lácteos y carnes, luego al área de los antojitos y finalmente pasamos a la zona de juguetes a verlos porque a mis hijos les encanta, de vez en cuando compramos alguno, eso sí, si uno lleva el otro también, a veces solemos comprar un cochecito a cada uno, solo para quitarles la espinita , se van felices y no cuestan más de 20 pesos así que es una buena opción, claro que a la fecha ya tenemos como 100 jeje pero les siguen encantando.

En fin, siempre hay que disfrutar todo lo que hacemos y las compras no deben ser la excepción, es un ratito más que se comparte en familia.

photo credit: Fast and Furious en el Mercadona via photopin (license)

lunes, 13 de junio de 2016

El drama de la medicina

Sufrimiento, temor, asco y sometimiento son algunas de las cosas que nuestros hijos experimentan a la hora de la medicina ¿ah no? mmm.... entonces sólo me pasaba a mi. Bueno la verdad es que no sé si sólo los niños que conozco son los únicos que cuando toca la medicina parecen poseídos de verdad pareciera que tiene uno que llamar al exorcista para poder controlarlos, y luego la fuerza que tienen, es increíble que una persona que no pesa más de 15 kilos pueda ser tan difícil de contener.

Cuando mi niño estaba más pequeño era todo un drama darle la medicina, y es que a penas veía el vasito dosificador y desaparecía de la vista, pataleaba, lloraba, gritaba desesperadamente, se retorcía y a veces nos daba miedo lastimarlo porque prácticamente había que forzarlo a tomarla, era muy frustante (con mi niño pequeño no había sido muy diferente) un día -después de que en la toma anterior de ese mismo día había hecho un berrinche tan grande que hasta vomitó la medicina y que le tuvimos que dar de nuevo las dosis- me paré frente a él con el vasito en la mano y le dije:

Vamos a hacer esto de la buena manera, tú te la tomás solito sin que papá y yo tengamos que sostenerte y todos felices ¿sí? ¡por favor!

Fué casi una súplica pero increíblemente funcionó, al instante agarró el vasito, introdujo el medicamento en su boca y lo pasó sin mayor problema, quedé realmente sorprendida y muy feliz y orgullosa de no rendirme.

Porque sé que a veces es muy difícil darles el medicamento a los niños, tanto que a veces como papás preferimos las aterradoras inyecciones, que si bien no son malas a ellos les duelen mucho, y aunque sea solo por un rato siendo tan pequeños ellos y a veces inexpertos nosotros podemos llegar a lastimarlos, a veces los llevamos a que se las apliquen pero muchas veces las infecciones no estan tan fuertes y con un poco más de perseverancia podríamos evitarles el dolor.

Cabe mencionar que desde ese momento no he tenido ya muchos problemas para darles los medicamentos, bueno con mi niño más pequeño seguimos trabajando en eso.

También hemos probado varias formas para darles la medicina, porque de verdad que hay muchas que tienen un sabor espantoso que ni siquiera yo tolero mucho, y en esos caso uno tiene que buscar la forma, lo que sí, no es muy recomendable ponerlo en algún alimento liquido como jugo o leche (ya lo he hecho debo confesar) porque muchas veces detectan el sabor de  la medicina y ya no se la toman asi que desperdicias 2 cosas.

Nosotros hemos probado darle rápido la medicina y después darle algún líquido que le guste, dejar que se lo tome de una jeringa, ya que les gusta mucho ver como van jalando el émbolo al succionarlo y tratar de hacerlo más rapido, claro que es mejor cuando tú estás de porrista, hablar con él también funciona muy bien porque aunque está pequeñito si le explicas que es para que se le quite el dolor (o cierto padecimiento) es un poquitín más facil que acceda a tomársela.

Bueno con lo que sí no hemos tenido mucho éxito aún es con aplicar las gotas de los ojos, así que cuando se las ponemos le da mucho sentimiento, pero lo apapachamos un rato y se le pasa.

En fin lo importante es que si le das la medicina sabes que es porque lo amas mucho y quieres que esté bien, así que si te queda un sabor amargo de culpabilidad piensa que es por su bien y dale mucho mucho cariño.